Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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El aúge del milenarismo

La idea inspirada en "el juicio final" o el Día del juicio", fue algo que proveniente del judaísmo, ha sido motivo de no poca polémica en el cristianismo. Casi desde los inicios algunos interpretaron de forma distinta la idea de una resurrección de juicio, del fin del mundo o fin del sistema de cosas y con la puesta en circulación del Apocalipsis de Juan, del asunto del milenio.

La forma en que consideraban el milenio, Papías, Justino, Policarpo, Ireneo de Lyon y otros escritores de la primera mitad del siglo II, tenían como base clara el libro de Apocalipsis, pero también declaraciones paralelas relacionadas con el juicio final, que se encuentran en los escritos de Pedro, quien escribió sobre el día de juicio y "los nuevos cielos y nueva tierra". De Pablo, quien a menudo hizo referencias al día del fin, sobre todo mostrando la inminencia de este tiempo y mostrando datos sobre el tiempo en que vendría. Hasta en el propio Padrenuestro, donde se habla de la venida del Reino. Se puede afirmar que prácticamente la idea de un Reino futuro, que traería efectos sobre la tierra fue enseñanza fundamental del cristianismo primitivo y de este siglo II. No fue hasta tiempos de Agustín de Hipona, cuando se empezó a introducir la idea de un Reino permanente y sibolico-celestial que gobernaba el cristianismo.

Se dice que los las palabras que Pablo declaró de que aquellos que estuvieran vivos no precederían a los muertos en Cristo, sino que serían resucitados con ellos para estar con el Señor permanentemente (1Tesalonicenses. 4:15-18). Ésta fue la visión que muchos escritores del siglo II tomaron como referencia de lo que sería el milenio, un tiempo en el que serían librados de las persecuciones y del mal y ademas serían resucitados los justos.

Montano y sus partidarios, fueron los mayores defensores de la idea de un Reino de Dios en manos de Cristo por mil años, esto fue mal interpretado por otras congregaciones, quienes acusaron a Montano de apropiarse cualidades proféticas que no le pertenecían. Mas tarde cuando los montanistas fueron rechazados se les acusó de dar mas énfasis al hecho de la cercanía o inminencia del día final y del acercamiento del milenio. Los posteriores enemigos u opositores de Montano, le acusaron de predicar la llegada del Reino de Dios y sobre la manera de la llegada del Reino, se dice que predijeron que la "Nueva Jerusalén" se establecería en las ciudades de Pepuza ó Tymion (en Frigia) a las que llamaron con el nombre de la Ciudad Santa. Realmente esto fue lo que escribió Esusebio de Cesaréa alrededor del año 275, muy distante de los sucesos comentados y quizás basando su informe en comentarios de los enemigos del movimiento. De ser cierto esto hubiera propiciado el rechazo absoluto del mundo occidental a la predicación de Montano, cosa que no sucedió por su progreso en las partes mas occidentales del imperio.

Pero si hubo algo que inspiró e insufló vida al milenarismo en su forma mas directa, fue el Apocalipsis de Juan, aunque tuvo sus detractores, sin embargo, fue utilizado como base para ideas milenarias de varios bandos, desde los decomisas o ebonitas, con Cerinto a principios de siglo como máximo exponente, quien esperaba que este Reino milenario literalmente se compondría de los israelitas naturales y sería terrenal.

Ireneo en su Adversus Haereses, llegó a a calcular los días creativos indicando que fueron de mil años, después pasarían seis mil años de imperfección o corrupción y entonces vendría el Reino milenio, en el que ocurriría la resurrección de los muertos, la recompensa de los que irían al cielo, todo esto lo describe de la siguiente manera : Como enseñan los Presbíteros, quienes fueren dignos de morar en los cielos, entrarán en ellos; otros gozarán de las delicias del paraíso; otros poseerán el esplendor de la ciudad; pero en todas partes verán a Dios, según la medida en que fueren dignos de contemplarlo. (AD H)

Añadiendo a este comentario y en la misma linea argumenta sobre las diferentes categorías en lo que a salvación se refiere y se entendía en ese tiempo : Habrá una diferencia en la habitación de aquellos que hayan fructificado el ciento por uno, el sesenta o el treinta (Mt 13,8): unos serán llevados al cielo, otros se detendrán en el paraíso y los terceros habitarán la ciudad. Por eso dijo el Señor que en la casa de su Padre hay muchas moradas (Jn 14,2). Todo pertenece a Dios, quien prepara a cada cual su habitación adecuada, como dijo su Verbo, que el Padre las distribuye a todos según los méritos de cada uno. Este es el salón de fiesta en el cual tomarán su lugar y se regocijarán todos los invitados a las bodas (Epideixis 36,2) Esta era la idea establecida y aceptada hasta finales del siglo III, y defendida a ultranza por los montanistas. Se habla de un grupo especialmente ungido para entrar en el cielo con Cristo y luego otros con menos privilegios pero también salvados, en este caso en la tierra.

Para finalizar Tertuliano, ya finales del siglo II, quien también entendía como literal este Reino milenario aunque no entendía como literal el uso de israelitas naturales, ni que fuera un gobierno de carácter terrenal, como postulaba Cernido y otros.

Fue posteriormente, quizás por el rechazo y el deseo de alejamiento de lo movimientos milenarias como Montanistas y otros, que se fuera rechazando la idea de un Reino de mil años, dando un carácter simbólico y hablando del tiempo de juicio como algo que ocurriera después de la muerte, pero sobre estos temas ahondaremos un poco mas adelante. Pero la realidad es que hasta el tiempo de Agustín de Hipona, la base doctrinal de la esperanza futura era la expuesta por Ireneo.

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