Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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Ireneo de Lyon: En defensa de la tradición


Otro de los grandes escritores, no por prolífico, sino por la información tan interesante aportada por el, fue Ireneo de Lyon. Discípulo, según se dice, de Policarpo de Esmirna quien, a su vez fue del Apóstol Juan. Este mismo Policarpo de Esmirna, fue quien le envió a las Galias (157). En Lyon donde se registró una cruel persecución que causó numerosos mártires entre los cristianos, desde el año 177 ejerció allí como presbítero y para el año 189, como Obispo, con la autoridad que ese estamento ya tenía para ese entonces.

Se ve en Ireneo a un docto muy conocedor de las escrituras, que además las citaba constantemente, quizás con mas acierto que otros contemporáneos suyos, quienes al parecer estaban mas interesados en aplicar la filosofía y los métodos helenísticos, para argumentar, el en cambio utiliza la lógica de las escrituras. Quizás también fuere por el hecho de que se especializó en escribir contra los apostatas o herejías, de las que llega a contar hasta 20 diferentes grupos, aunque en realidad, quizás el hiciese demasiadas distinciones entre las diferentes corrientes gnósticas, por la disparidad de creencias y los muchos maestros que sobresalieron entre sus filas, pero el caso es que por sus escritos, hemos llegado a conocer a fondo las creencias sobre todo del gnosticismo. Gracias a el sabemos que el tan laureado "Evangelio de Judas", es tan solo una fabula y un montaje de una secta de signo gnóstico llamada los cainitas que precisamente Ireneo combatió.

Uno de sus primeros escritos fue "Epidiexis", una especie de compendio cristiano a un amigo llamado Marciano, del que nada mas sabemos. En esta carta hace una exposición detallada desde la creación, hasta el establecimiento del cristianismo. Aunque nos ha llegado prácticamente completo, no obstante contiene algunos comentarios espurios posiblemente añadidos con posterioridad y este es un asunto del que se podría escribir un capitulo o un libro. Las muchas interpolaciones hechas o intentos tanto en las escrituras como en las llamadas cartas de los padres de la iglesia o lo escritos de los apologistas siempre se ha tratado de adaptar sus escritos a la situación que interesaba. En el caso de las escrituras era mas difícil por la cantidad de copias que había en circulación, fácil sería como de hecho ha sucedido descubrir cualquier cambio intencionado de sus textos. Pero no es el caso de otros escritos, custodiados supuestamente por los "honrados monjes" de los monasterios, que sin embargo en alguna ocasión no fueron tan horados.


Fragmento encontrado del llamado Evangelio de Judas, del que Ireneo ya había denunciado como un escrito gnóstico falsamente atribuido al apostol traidor.














En el caso de Epidiexis o "Demostración de la predicación apostólica", en una parte de su compendio hace un comentario sobre la salvación a través de Cristo, citando de Isaías, entre otras cosas dice así : Y que después de la Ascensión había de ser elevado sobre todas las creaturas y que nadie había de ser parangonado o comparado a Él, lo dice Isaías: ¿Quién es juzgado? Que comparezca. ¿Quién es justificado? Que se acerque al Hijo del Señor. Ay de vosotros que os consumís como un vestido y la polilla os roerá. El hombre será humillado y abatido. Sólo el Señor será exaltado con aquellos que serán enaltecidos (Is 50,8.10.9; 2,17). (Epidiexis 88a)
En este caso hace una clara alusión al pensamiento generalizado en el cristianismo de la persona de Cristo como alguien muy elevado, pero siempre en subordinación a Dios. Pero posterior a este comentario y cita, viene otro un tanto mas controvertido, que contradice además la idea de Ireneo sobre la identidad de Jesús y que pensamos puede ser una añadidura o manipulación posterior, pues dice así : Esta bendición debía Él realizarla personalmente y Él mismo debía salvarnos por su propia sangre, según lo dio a conocer Isaías cuando dijo: No un intercesor ni un ángel, sino el Señor en persona los salvó, porque los ama y tiene cuidado de ellos. Él mismo los redimió(Is 63:9) (Epidiexies 88b)
Leído así parece dar a entender que Ireneo aplicaba Isaías 63:9, indicando que Dios es quien dio su vida y su sangre por la humanidad para redimirla, lo cual hace que se identifique claramente a Jesús con Dios. Pero en realidad ni el texto de Isaías original en hebreo ni el de la Septuaginta en griego, (la que utilizó Ireneo) vierten estas palabras así. La traducción mas acertada del texto, como de hecho aparece en todas las traducciones con excepción de algunas católicas como la de Jerusalén, este texto aparece de la siguiente manera : En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del siglo. (Isa 63:9 RV 1909)
Esta notable diferencia, llama sobremanera la atención, sobre todo porque si realmente la traducción original utilizada por Ireneo se parece mas a esta segunda forma, su supuesto comentario sería incoherente. La expresión literal el ángel de su faz, puede traducirse, como su ángel personal o mensajero de su rostro, pero en ningún caso podría traducirse como que no utilizase a ningún ángel o intercesor. Además el texto en cuestión principalmente hacía referencia a la salvación del pueblo de Israel en Egipto, (Éxodo 14:19, 23:20) en la que efectivamente se dice que se utilizó un ángel, lo cual sería una mala aplicación del texto por parte de alguien que se supone muy bien versado en las escrituras y del que se conoce sus buenas explicaciones y aplicaciones.
El caso es que en la versión griega utilizada por los cristianos del sigloI y II el texto favorece totalmente la acepción ángel personal o mensajero de su faz, esta pudo haber sido la utilizada por Ireneo para sus citas al Antiguo Testamento. Si Ireneo citó la versión de los 70 revisada por Aquila de Sinope (año 123-130) o la de Simmaco del año 170, en cualquier caso el texto griego literalmente vierte las palabras de Isaías como lo hace la versión Valera y la mayor parte de las traducciones. Por lo tanto es muy posible que el supuesto comentario de Ireneo en su verso 88 parte B sea un añadido o un cambio radical de pensamiento intencionado, pues si el hubiese utilizado Isaías 63:9 tal como lo vertía la versión septuaginta, tendría que haber explicado que Jesús era el paralelo a ese ángel de su faz enviado para salvar. Lejos por lo tanto de afirmar que Dios bajó a la tierra y el mismo encarnado diera su vida para la salvación, el muestra que usó un medio, el hijo del señor al que menciona antes basado también en Isaías.
En otro de sus escritos haciendo una clara distinción entre los títulos "Señor y Dios y hablando de la salvación indicó: Así pues, el Señor nos redimió con su propia sangre (Col 1,14), dando su vida por la nuestra y su carne por nuestra carne, y derramando el Espíritu del Padre para la unidad y comunión entre Dios y los hombres. (Adversus 5,1 ) Queda claro que a Ireneo de ninguna manera se le puede atribuir ser el originador de la base doctrinal relacionada con la unicidad Dios-Hijo.

De la misma manera se alega que Ireneo explicó su propia teoría trinitaria, cosa tampoco basada en un buen fundamento. Para apoyar dicha idea, se utiliza la metáfora utilizada tanto en su Epidiexis, como en otro y el mas importante de sus escritos "Contra las Herejias" (Adversus Haeressus) en la que al hacer referencia a la forma de crear por parte de Dios menciona al Logos y al espíritu santo como los brazos con los que creó. Lógicamente Ireneo no trataba de indicar que como los brazos son una parte del cuerpo son la misma cosa. Pero podemos afirmar que Ireneo solamente trataba de explicar lo que anteriormente había escrito :El lo mandó y todo fue creado. El lo dijo y se hizo» (Sal 148,5; 33[32],9). ¿A quién se lo mandó? Al Verbo, «por el cual fundó los cielos y con el soplo de su boca toda su potencia» (Sal 33[32],6).
También explica como por medio del poder de su espíritu vinieron a ser formadas las cosas y dar vida. En ese sentido son por así decirlo como sus brazas o herramientas para crear, tanto el logos como el espíritu. Pero no hace referencia a que sean la misma persona.

Se le incluye en su libro "Contra las herejías" una lista de los obispos de Roma, que en fechas posteriores sirvió y sirve aún de base para afirmar que desde Pedro hubo una sucesión de papas.
Aunque a decir verdad, Ireneo, no los menciona como lideres de toda la iglesia o congregación, sino como obispos de Roma, y el hace referencia de la siguiente manera y por la siguiente razón, a esa lista : Para todos aquellos que quieran ver la verdad, la Tradición de los Apóstoles ha sido manifestada al universo mundo en toda la Iglesia, y podemos enumerar a aquellos que en la Iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los Apóstoles hasta nosotros, los cuales ni enseñaron ni conocieron las cosas que aquéllos deliran. Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» (Rom 1,8) (Adversus Haeresus 3:1,2).
Entonces pasa a listar los diferentes obispos que habían destacado en Roma, lista que por cierto difiere sustancialmente de otra lista de papas o pontífices máximus, que fue establecida siglos después. De hecho, era costumbre en aquella época, hacer estas listas en todas las ciudades, para indicar el origen apostólico de las mismas. Tertuliano mas tarde corrobora esta costumbre, al refutar a todos aquellos que no podían detallar la lista de obispos de su movimiento. Ireneo además lo hacía para contrastar la nula tradición en ese sentido que tenían los gnósticos, cuyas enseñanzas no habían sido establecidas por los apóstoles y por lo tanto quedaban desaprobadas.

Termina haciendo una defensa de la resurrección de la carne y nos habla de la vida eterna futura, aunque para aquella época hablar de ello era algo evidente: pues nosotros vivimos porque él nos ha concedido la vida. Y siendo Dios poderoso para dar la vida a su creatura siendo capaz de vivificar la carne, ¿qué puede impedir que la carne pueda recibir la incorrupción, la cual no es sino una larga vida sin fin que Dios concede? (Adversus 5:4)
Está claro que para aquel tiempo la idea de una vida eterna en la tierra en un paraíso, tambien ahblar de un reinado milenario, del que también habla Ireneo, era algo común, de hecho esto daba lugar a especulaciones sobre el tiempo en que esto vendría.

Podemos decir que Ireneo fue uno de los defensores de la doctrina mas influyentes de su época, ademas de persona moderada y muy instruida, jamas utilizó la mentalidad filosófica para argumentar o atraer a los llamados mas cultos. Sencillamente aportó su gran conocimiento bíblico para expresar las creencias básicas y defenderlas de los ataques internos a los que se enfrentaban. Su muerte se desconoce, lo último que escribió fue una carta a un obispo romano, para interceder en una controversia sobre la celebración de la conmemoración. Es posible que muriera en la dura persecución a la que se vieron sometidos los cristianos de las Galias, precisamente a través de Ireneo, llegaron las famosas listas de los mártires de Lyon, descripción terrible de los sufrimientos de los cristianos a manos del imperio.

2 comentarios:

  1. Dios te bendice.
    Muy buena esta aportacion, solo una observacion, seria bueno separar mas los parrafos para mejor lectura.

    Saludos y bendiciones

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  2. Muchas gracias, se tendrá en cuenta la sugerencia.
    Gracias



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