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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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Las disputas pre-trinitarias dividen a la Iglesia

La expulsión y rechazo del movimiento montanista no significó el fin de las divisiones dentro de un cristianismo ya muy alejado de la unidad que lo caracterizaba en los siglos I y II. Curiosamente en estos casos los separados de esta época continúan llamadose cristianos y en algunos casos en sus libros y lugares de culto, criticaban a los demás como falsa iglesia.
Un ejemplo de esto es el uso de los términos "Psiquicos" y "pneumaticos". Esto tiene varias interpretaciones muy distintas unas de otras. En el casos de los montanistas, algunos afirman que provenía del hecho de ser contrarios al espíritu santo, por rechazar los dones espirituales que los montanistas alegaban tener, por ello también se hacían llamar los "espirituales", a quienes si aceptaban los dones que les otorgaba a ellos el espíritu santo, tan importante en esa etapa en la que vivían. Pero y esto quizás sea mas acertado, la base la tenían los términos utilizados por Pablo en una de sus cartas a los Corintios donde decía mencionaba el contraste entre hombre material (psikiko) y el hombre espiritual (pneumatiko). (1 Corintios 2:15). Así se consideraba Psiquico a aquel que rechazaba lo espiritual, buscando quizás los deseos carnales, o anteponiendo intereses materiales, de poder o posición. Tertuliano adoptó esta manera de expresión y la trasmitió en latín por ello usa los términos psíquicos para refirieres a los corruptos líderes de la iglesia de su tiempo en los que ya no creía y no aceptaba como ministros cristianos, ni como personas espiritualmente preparados para dirigir la iglesia cristiana. Por otro lado hay los que quieren interpretar esta terminología como la empleada por los gnósticos, pero no cabe duda por lo anteriormente expuesto que difería mucho de la idea de estos dan y que ya explicamos detenidamente en el capitulo correspondiente.
Parece también que por ese tiempo los montanistas o espirituales aceptaron de alguna manera, la obligación del ayuno, que no quieren admitir los costumbristas, o psíquicos, contra los que arremete quizás con mas dureza Tertuliano alrededor del año 217
Calixto llegó a ser el obispo de Roma, aunque insistimos, todavía estaba lejos de ser considerado un rango tan encumbrado como los papas de épocas posteriores. Sin embargo se sabe que Calixto fue impulsor de decisiones un tanto extrañas, dados sus antecedentes y quien lo nombró. Al parecer, el siguió insistentemente con la lucha interna y expulsión de los montanistas y de todos sus miembros, ya no solo los líderes, obispos, diáconos, sino incluso miembros base, hasta el grado que se evitara su trato. Pero también tuvo un cambio de parecer sobre sus ideas modalistas o mas bien, las ideas de su predecesor.
Entre los modalistas de aquella época sobresalió un maestro llamado Sabelio. Posiblemente originario de Libia, se dirigió a Roma donde se vio influido por las enseñanzas del convulso Práxeas quien, debido al enfrentamiento teológico que mantenía con los adopcionistas, se había convertido en el primer representante del modalismo. Tendencias que por otro lado no se habían separado de la iglesia aún. Pero tras la muerte o desaparición de Práxeas, parece que algunos miembros prominentes, entre ellos Hipólito, empezaron a criticar fuertemente como ya lo hiciera Tertuliano las ideas del modalismo en todas sus vertientes. Esto hizo que Calixto, quien fuera recomendado por un modalista como lo fue Ceferino, tomara medidas en su jurisdicción contra estos. Pero no pudo o quiso evitar su propagación, ni cortó de forma radical la influencia de Sabelio, aunque al parecer expulsó a este en el 217, su enseñanzas, continuaron durante mucho tiempo
Sabelio perfeccionó y desarrolló los postulados de Praxeas y propuso que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran únicamente tres nombres distintos para referirse a una sola Persona divina. Es el Padre cuando está en los cielos, es el Hijo cuando se encarnó y anduvo entre los hombres, y es el Espíritu Santo cuando, tras abandonar el mundo, influye en la vida de los buenos. hombres. Ni que decir tiene que la idea trinitaria iba cobrando forma y aunque no es la primera vez que al Espíritu Santo se le asigna rango de ente o ser, si lo es en el sentido de identificarlo con Dios y Cristo, como un solo ser.
El rechazo a este curioso postulado, indica a las claras dos cosas, que para principios del siglo III, era totalmente inaceptable y ajeno a toda clase de cristianismo la idea de una trinidad de dioses en uno, y por otro lado que se había iniciado una lucha teológica, que tendría su máxima culminación un siglo después, no sin antes haber rodado muchas cabezas, que de haber surgido en el siguiente siglo serían muy respetados maestros y no considerados herejes.
Tanto es así que para muchas enciclopedias católicas actuales es difícil hacer entender que era lo no acepto, de las enseñanzas de Noeto, Práxeas o Sabelio, cuando son postulados aceptados ahora como realidad, en cuanto a que cualquier miembro base de la iglesia entiende que Jesús era Dios encarnado, y el espíritu santo es la tercera persona de la trinidad.
Posteriormente tanto Orígenes como Novaciano, rechazaron la idea de Dios como ser consustancial o idéntico a Su hijo Cristo, aunque de forma mas categoría lo haría Novaciano alrededor del año 258 en su tratado "De Trinitae".
Pero ahondaremos un poco mas sobre esta controvertida disputa ideológica que conllevó al proceso de aceptación posterior de todos estos preceptos, que ahora solo eran un embrión un poco mas desarrollado de una doctrina compleja y difícil de entender y aceptar, leyendo solo las escrituras.
Hubo grandes personajes que provocaron cismas durante este siglo, Tertuliano del que ya tratamos antes, Hipólito por otro lado, aunque no parece claro que podamos incluirlo entre los cismáticos radicales sino mas bien como erudito rebelde ante los desmanes de Roma. Orígenes, quien lo hiciera con sus escritos y cuyos efectos no se verán hasta el siguiente siglo, Novaciano alrededor del año 258, también rompe con el núcleo de la iglesia, por otras razones, quizás fue el mas claro rompedor, pues crea su propio grupo, los llamados novacianos, muy cerca del rigorismo moral y doctrinal de los montanistas. Y cercano a la segunda mitad del siglo aparece Pablo de Samosata, un extremista del llamado modalismo o monarquianismo, pero que a diferencia de los anteriores se convierte en un clásico sectario, que busca claramente liderar un movimiento centrado en su persona.
Tema aparte tiene la religión de los maniqueos de Manes, nacida también en este siglo, con connotaciones cristianas y gnósticas, pero que en realidad no tiene origen cristiano sino que hunde sus raíces en el mazdeismo persa.
Pero ahondaremos más en estos maestros que si bien fueron eruditos o grandes teólogos, de alguna manera quisieron defender sus ideas con la palabra, pero o fueron rechazados o ellos mismos se rebelaron contra las directrices de un cristianismo muy dividido tanto doctrinal como moralmente.

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