Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
Depósito legal: M-20243-2011

Los Escritos cristianos en el siglo II

Algunos manuscritos del siglo II se conservan extraordinariamente bien.

Parece ser, que fue en los inicios de este siglo cuando se empezó a recopilar y reorganizar todos los escritos del cristianismo, evangelios y cartas apostólicas que ya circulaban en casi todas las congregaciones y se fue haciendo copias de estos escritos, formando los que más tarde se conoció como codices, estos eran leídas y guardadas en las diferentes congregaciones.
Es por ello que de esa época proceden la mayor parte de las copias de los evangelios y los escritos del nuevo testamento. Los cristianos necesitaban estas colecciones de escritos a fin de mantenerse unidos en cuanto a enseñanza, creencias y normas.
Desde luego los escritos que mas calado tuvieron en cuanto a comentarios y nueva luz, fueron los de Pablo en primer termino, las cartas de Clemente, de Policarpo y algunas de Ignacio, llevan el sello o estilo de las de Pablo, en el caso de Policarpo, se trata simplemente de citas o comentarios sobre frases de las cartas paulinas.

 <----Fragmento de la Didaché o Doctrina de los apostoles

También era común en aquella época los escritos de Juan eran muy comentados y citados, estos últimos determinaron en gran medida la linea a seguir en aquella época de transición, aunque no todos lo percibieron. El Apocalipsis, como ya se explico en un capitulo anterior, dejó una honda impresión y su efecto se fue propagando a través de las siguientes décadas. Lo mismo sucedió con su evangelio, que abundó en comentarios y citas casi 50 años después. Hemos de tener en cuenta que los demás escritos, cartas y evangelios le llevaban décadas de ventaja en cuanto a distribución. Ademas por aquella época la llegada de la información, las cartas y otros escritos, no eran tan inmediatos como lo son ahora, llevaba meses copiar y hasta años traducir las recopilaciones de libros o escritos apostólicos, por ello los escritos de Juan no fueron del todo conocidos hasta varios años después de aparecer. Pero fueron los que mas influencia ejercieron aparte de los de Pablo, sobre el cristianismo cambiante de aquella centuria.

Un documento muy interesante para conocer el cristianismo de los primeros dos siglo fue la Didaché, conocida como "Los dos caminos" o "Doctrina de los doce apóstoles", se trata de una especie de constitución o libro de normas, de organización y tratado sobre formalismos, que según la tradición se escribió entre el 65 al 85 EC, es difícil determinar la fecha exacta, pero no parece de alguna manera contemporánea con algunas de las cartas apostólicas de Pablo, Santiago o Judas, puestos que ninguno de ellos, ni en el libo de los Hechos de los apóstoles se le menciona. Por otro lado el hecho de que en este tratado de haga referencias a términos utilizados en el Apocalipsis, nos hace pensar que su elaboración fue posterior a esta, o hubo revisiones posteriores en las que se añadió algún que otro contenido.

Entre algunos preceptos metodologicos contenidos en la Didaché se encuentra el siguiente referente a la manera de aceptar a alguien como cristiano : En cuanto al bautismo, he aquí como hay que administrarle: Después de haber enseñado los anteriores preceptos, bautizad en el agua viva, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Si no pudiere ser en el agua viva, puedes utilizar otra; si no pudieres hacerlo con agua fría, puedes servirte de agua caliente; si no tuvieres a mano ni una ni otra, echa tres veces agua sobre la cabeza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. (La Didaché 2, VII) Esto muestra que era necesario un conocimiento previo al bautismo, no se admitían conversiones sin el entendimiento y la aceptación de las normas y doctrinas básicas del cristianismo. También es en este documento donde por primera vez se hace alusión al bautismo por aspersión, pero no como una norma sino como una opción, solo en caso de emergencia o falta de agua para la inmersión completa.

Por otro lado, fue también el inicio de numerosos escritos que con nombre de apóstoles y discípulos ya muertos iban apareciendo y circulando entre los cristianos, algunos de dudosa procedencia por los mensajes contenidos en ellos, entre estos destaca el Evangelio de Tomas, evangelio de Bernabé, evangelio de los hebreos y otros, algunos que fueron citados por maestros cristianos de siglos posteriores, indicando que tuvieron gran calado entre los cristianos. Otros no obstante daban claras pruebas de sus orígenes y aunque utilizados en sus inicios, fueron manipulados o incluso sustituidos por otros con el mismo nombre tiempo después, tal es el caso del Evangelio de Bernabé, existen pruebas de que existió un escrito llamado así en el siglo II, el cual desapareció, pero posteriormente apareció un evangelio en el siglo XIV con el mismo nombre escrito probablemente por un mahometano forzado a convertirse al catolicismo.

También hay cartas que después no fueron reconocidas como apostólicas, debido en parte a que se trataba de citas de cartas anteriores sobre todo de las de Pablo. En otros casos se trata de cartas o libros de dudosa procedencia, o simplemente escritos particulares, aunque estos nos dan una valiosa información sobre los sucesos y pensamientos de aquella época. En otros casos el que se llame apócrifo a alguno de estos escritos no necesariamente significa que incluyan mensajes apostatas, en algunos casos se trataba de cartas individuales de algún cristiano dando testimonio a algún pariente o amigo, como el caso de la Epístola a Diogneto. En otros casos tan solo se trataba de recopilaciones o reconstrucciones de la vida de Jesús como es el caso de evangelio de Taciano (Diatasseron), que es un resumen de los diferentes evangelios. Pero otros si se trataban de alteraciones malintencionadas de la verdades de los evangelios, abundaron los evangelios gnósticos, el evangelio de Felipe, el evangelio de María Magdalena.

El evangelio de Judas, de Tomas, todos ellos tenían en común atribuir a Jesús palabras e ideas gnósticas que jamas compartió. Aparte de los diferentes libros apocalípticos citados anteriormente.
Sea como fuere, dada la difusión de numerosos escritos y copias de los textos sagrados fue necesario ponerlos por orden, al igual que las cartas apostólicas, se sabe que circulaban un libro en forma de códice compuesto por casi todas las cartas de Pablo y era conocido también la agrupación de los evangelios y el libro de los hechos de los apóstoles, pero todavía hacia falta agrupar y consensuar todas las escrituras.

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