Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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Los Monasterios : Del ascetismo contemplativo a la busqueda de la verdad


Uno de los propositos de los monjes en los monasterios era la funcion de copista, como se muestra en esta miniatura en el monasterio de Cluny.

Desde el siglo III, Antonio Abad, un cristiano egipcio cercano al famoso Atanasio, padre de la doctrina nicenica, instauró una costumbre que ha calado hondo a lo largo de los siglos, no solo en la iglesia catolica sino en otros cristianismos. Este hombre siendo joven y aplicando literalmente las palabras de Jesús a aquel joven rico para invitarlo a hacerse su discípulo, "vende todas tus cosas y ven se mi seguidor", hizo precisamente así, vendió todas sus posesiones se dice que las entregó a los pobres y se dirigió al principio junto a un grupo de seguidores al desierto de Egipto a orar. Después se dice que llegó a vivir como un ermitaño, solo durante un tiempo el monte Colzim, frente al mar Rojo. En ese ínterin llegó a organizar a grupos de ermitaños cristianos que se dedicaban a la contemplación, al estudio y la oración, viviendo de alguna manera de lo que otros conocedores de su costumbre le daban como limosna.
De esa manera se dio inicio como practica a los eremitas, quienes con el aislamiento y la soledad buscaban un verdadero espacio de paz y tranquilidad donde la búsqueda de Dios se convertiría en el principal objetivo. Las primeras reglas monásticas que se establecen fueron en la Galia y se remontan al siglo V, recordando en algunos aspectos a los eremitas que habían abundado en los primeros años del cristianismo, se dice que hasta el propio apóstol Pablo lo practicó cuando se fue al desierto de Arabia (Carta a los Gátalas 1:15-17). Este movimiento del eremitismo aunque casi siempre acompañó al cristianismo, al principio y sobre todo en Asia y África, era el desierto el lugar perfecto para conseguirlo, durante siglos fue algo muy minoritario.
Pacomio fue uno de estos miles de cristianos egipcios que se sintieron atraídos por el desierto en la segunda mitad del siglo III e iniciaron una vida anacorética. Pero, como otros muchos, experimentó pronto las deficiencias que ofrecía y los peligros a que daba lugar la vida solitaria. Esta experiencia había llevado a muchos a formar colonias de anacoretas que llevaban una cierta vida en común, reuniéndose para celebrar algunos servicios, como los actos litúrgicos en lugares que denominó como cenomios, los que a la postre serían los futuros monasterios.
Pero en la Galia se inicio otro tipo de eremitismo, los profundos bosques o las montañas servirán de refugio a numerosos eremitas que abandonan el mundo para buscar a Dios. Se empezó con la costumbre de dedicarse a escribir y compilar los numerosos escritos que circulaban, a fin de no perder ese legado. Se considera que en la Galia septentrional hubo unos 350 eremitas a lo largo de los siglos V y XI.
Algunos monasticos buscaron la soledad y aislamiento de las montañas. Como estos monasterios en Meteora, Grecia.

Agustín de Hipona, también destacó por hacer un llamamiento a la vida en ascetismo como camino para ser mejor cristiano, pues en la soledad y la abstinencia de alimento y otros placeres, era difícil pecar.
En el siglo VI, surgió la figura Benito de Nursia, un hombre que siguiendo las interpretaciones de Agustín, e inspirandose en numerosos grupos ascéticos de siglos anteriores, vease los marcionitas, los priscilianos, numerosos grupos gnósticos y el propio Origenes, que abogaban por la vida ascética como demostración de pureza y santificación, quiso instituir y de hecho hizo, que el ascetismo y la vida monacal se convirtiera en una orden o grupo independiente dentro de la iglesia de Roma, con estatutos y normas especificas diferenciadas de la mayoría, asumiendo un papel importante como base de maestros y escribas para la iglesia. Si con los escritos de Agustín se había añadido a las costumbres monacales y como un camino para ser buen cristiano, por medio de la abstinencia sexual, el celibato y el aislamiento, en el caso de Benito llevó esta manera de ver el cristianismo hasta el extremo.
Pero su manera de ver la vida ascética y aislada no pretendía ser pasiva, mas bien su lema según se dice era «ora et labora», que traducido significa «ora y trabaja». Así este no solo abogaba por la vida monacal pasiva o contemplativa, sino que los monjes se dedicaran al servicio a los demás. A Benito se le debe lo que se llegó a conocer como la orden de los monjes benedictinos, en realidad porque el quiso poner orden en este campo. Se le puede llamar el padre del monacato de occidente. Ya en su juventud abandona Roma y busca la soledad en Subiaco, su primera fundación, inspirándose de alguna manera en los cenobios de Pacomio. Por su fama de persona cándida e iluminada, se le unieron numerosos seguidores, y fundó trece monasterios con escuelas monacales para niños. Se instauró con el tiempo la figura del "abad", en memoria de Antonio el ermitaño egipcio, este sería quien rigiera la comunidad y cuidara de que se cumplieran las reglas en le monasterio. Para demostrar disciplina, se acostumbraron a rasurar la coronilla, costumbre heredada de los romanos quienes hacían esto a los esclavos, como señal identificatoria
El papel que a partir de entonces tomarían los monjes en los monasterios, sería mas activo y tendrían la ardua labor entre otras de velar por la copia de los numerosos manuscritos que el cristianismo romano había coleccionado, además de las escrituras. Dieron origen con el tiempo incluso a estilos en construcción de iglesias y templos, el llamado estilo románico debe su nombre a un tipo de construcción copiada de los monasterios que los propios monjes construían, con un estilo al principio austero y sencillo, y claramente identificable, sobre todo en España y Francia, aunque también se encuentra en Inglaterra y Alemania.
El obispo romano Gregorio el llamado magno, papa de la iglesia, instauró una norma que impedía la injerencia de los diferentes obispados en el funcionamiento de los monasterios, que debían obediencia directa solo al papa. Pero eso no siempre se cumplió, pues a menudo Obispos importantes incluso gobernantes empezaron a tomar partido en los monasterios y nombraban abades afines a sus intereses. En algunos casos esta injerencia se debía a que ciertos nobles laicos, eran los benefactores económicos del monasterio, por lo cual este se creía con la autoridad suficiente para determinar la labor de los monjes
Pero con el tiempo algunos monasterios sobre todo los cercanos a ciudades importantes llegaron a adquirir una fama y renombre que los hizo convertirse en lugares de paso obligado a todo monje. Famoso fue el monasterio de Cluny, que vino a cambiar el estilo y las formas en estos lugares, que se convirtieron mas en escuelas teológicas y lugares atractivos para muchos nobles que mandaban a sus hijos allí por un tiempo, a fin de adquirir un renombre, algo así como un titulo universitario en una universidad de prestigio. Lejos quedaba al austeridad, el aislamiento y la sencillez decretada por Benito, de hecho los rituales crecieron, se instauraban cantos y oraciones rituales en extremo. Se llegó a convertir en un centro donde se experimentaban maneras que pasarían a la liturgia en las iglesias católicas, de allí surgieron papas, intelectuales y famosos pensadores.
Posteriormente surgió otro movimiento monacal originado en el monasterio de Citeaux, que buscaba de nuevo la sencillez ritualista y ornamental de antaño, que tras Cluny se estaba perdiendo. Surgió así la orden de los cistercenses, este fue un sistema ideado para que un Abad, dirigiera toda una comunidad de monasterios, con el tiempo llegaron a ser gobernados por una institución conocida como "Capitulo General", formado por los abades de cada monasterio que de común acuerdo tomaban decisiones. De esa manera se pasó de monasterios individuales e independientes a grupos de monasterios u ordenes, llegando ha haber ordenes como la cistercense que llegó a tener hasta 900 monasterios a finales del siglo XIII. Con el tiempo vinieron otras ordenes, como la de los agustinianos, los franciscanos, los mendicantes, que desarrollaron diferentes labores en paralelo a la iglesia, se establecieron monasterios que de alguna anera servían de hospedaje temporal para peregrinos camino a Jerusalen, o en el camino de Santiago, implantado desde el siglo XI, sobre las rutas priscilianas. Otros monasterios se encargaron de custodiar las numerosas reliquias que surgían en el medievo. Incluso algunas tomaron formas militares, y nacieron con las cruzadas como fondo como la de los hospitalarios y los templarios, que se convirtieron en verdaderos monjes guerreros, los primeros guardaban los caminos de peregrinación desde sus guarniciones y fortalezas dando cobijo y cuidado a los heridos de guerra. Y luego tenemos a los templarios, que también surgieron para defender los territorios conquistados en Palestina, aunque con el tiempo ev. Fue fundada en 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens. Su propósito original era proteger las vidas de los católicos que hacían peregrinación a Palestina tras su conquista. Famoso fue el patriarca de Jerusalén, Gormond de Picquigny, el cuál inspiró la regla que seguirían, la llamada de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Con el tiempo el número de miembros se hizo muy extenso y tomó mucho poder, los cualcreo los recelos de algunos gobernantes, incluso de ciertos miembros cercanos al papa. Al perder los territorios palestinos en el siglo XIV, vino su declive, y algunas costumbres de iniciación muy criticadas por sus excesos, significó su destrucción. Con este tipo de movimientos, quedaba lejos el espíritu de aislamiento, oración y estudio de las ordenes monásticas.
Por otro lado, pese a que la principal labor de los monasterios era la defensa de la enseñanza y asegurarse la transmisión de esas tradiciones, por medio de la labor de copiar manuscritos y cuidarlos, con el paso del tiempo se convirtió en arma de dos filos para la iglesia dominante, pues poco a poco, la diferencia entre los monjes, cuyo voto de pobreza, le hacía a menudo pasar penurias, contrastaba con las riquezas y poder que poco a poco iban adquiriendo obispos y sobre todo la jerarquía dirigente de Roma. Los propios obispos a menudo sacaban grandes ganancias de tributos, de tierras y otro tipo de beneficio de los diferentes gobernantes y emperadores, mientras los monasterios recibían solo una mísera parte. Aunque hubo excepciones como la de los templarios, que con el tiempo fueron además destruidos, quizás por la gran riqueza que acumularon, pero este no era lo común en las comunidades monásticas.
Por otro lado, el grado de independencia que las ordenes monásticas empezaron a tener, sobre todo porque el aislamiento y la lejanía de estos frente a las diferentes enseñanzas y costumbres desarrolladas en concilios y decisiones papales no siempre llegaban a todos los monasterios. Por otro lado, el amor por preservar lo escrito, a menudo les hacía desobedecer las ordenes de quema o destrucción de material considerado herético. Así es común encontrar escritos de Origenes, Marción, Hipolito y otros maestros malditos, que eran custodiados en los monasterios. Gracias a estos nos han llegado numerosos evangelios y Apocalipsis apócrifos de los primeros siglos, sobre todo en Egipto y Siria.
En occidente, las cosas eran distintas, el estudio y la copia de las escrituras a menudo abría los ojos a los monjes, sobre el abismo existente entre lo que la Biblia decía y lo que su iglesia enseñaba. Por ello en muchos monasterios sobre todo cistercenses, surgieron monjes que decidieron abrirse paso entre la oscuridad de la edad media e iluminar de verdad al pueblo. Famosos pensadores y reformadores surgidos de los monasterios fueron Pedro Abelardo, Enrique de Cluny, (también conocido como Enrique de Lausana), Joaquin de Fiore, Lutero, y otros. Surgirían de los monasterios costumbres que después fueron extendidas adaptadas a todos los católicos, como por ejemplo el uso de cuentas para las oraciones o rosarios, introducido por los monjes ingleses en el siglo XII. O la Confesión, tipica en las iglesias catolicas, surgió a partir de ciertas costumbres iniciaticas en el siglo VII,cuando los abades, empezaron a exigir a los monjes ya no solo novicios, sino los aceptados que se confesaran con ellos de todas sus faltas dos veces cada año. De estos abades surgió la famosa fórmula: Yo te absuelvo hasta donde puedo y hasta donde tú necesitas.
En otros casos monjes anónimos, dieron testimonio a laicos que con ese conocimiento decidieron cambiar su vida y fundar nuevos movimientos en busca de la verdad.
De todos estos hablaremos con mas detalle en capítulos posteriores.

3 comentarios:

  1. Excelente blog. He leido todas las entradas hasta aqui. Solo tengo un comentario respecto a que pablo practicara el eremetismo. El pasaje citado solo hace referencia a una ocación puntual en la que Pablo se fue a Arabia (probablemente al desierto, no lo especifica), lo cual no quiere decir que haya sido una práctica. El mismo Jesus se retiro al desierto por 40 dias y no por eso el tambien practicó el eremetismo. Al parecer era una coatumbre en aquel tiempo que muchos grupos llevaron al extremo. En el caso de Jesus y Pablo lejos de aislarse llevaron a cabo su predicación de forma incansable, buscando a las personas. Me encanta este analisis tan certero, bien argumentado e imparcial. Muchas gracias por el trabajo.

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  2. Muchas gracias, comparto su opinión sobre Pablo con respecto a que no se puede considerar eremita. Sencillamente hacía mención de un hecho, que estuvo una temporada en el desierto, cosa que algunos interpretan como práctica del ascetismo, pero nunca animó a tal cosa ni en sus cartas ni en su vida.

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  3. Asi es. Un excelente ejemplo de celo por la predicación. Excelente trabajo. Muchas gracias.

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