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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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Los Valdenses : Los pobres de Lyon

Monumento a Pedro Valdo en Lyon

Todos los movimientos surgidos posteriormente al año 1000, tenían varias cosas en común, entre ellos la búsqueda de la pobreza o sencillez y el rechazo al poder economico y social de la iglesia unido al alejamiento de la liturgia, se buscaba la vuelta a las raíces de un cristianismo que no resaltara por los impresionantes templos, ni por lo ornamentado de sus rituales religiosos.
Así por ejemplo en el año 1050 surgirían los patarinos, en Milán. Este era un grupo de rebeldes adheridos a las ideas impulsadas primero por Gregorio VII, pero continuadas de forma mas extrema por otros. El movimiento patarino era fundamentalmente religioso, apoyado en principio por los papas, aunque al mismo tiempo la rebelión asumió la lucha de las clases urbanas, de los humildes contra la arrogancia feudal, era la protesta de los pobres contra los ricos. La exigencia de una vida religiosa más pura para los laicos y los eclesiásticos y más en harmonía con el Evangelio, esa era la consigna de la rebelión de los patarinos.
Se dice que después asaltaron las casas de los clérigos simoníacos y los que vivían en concubinato con mujeres y les obligaron, a menudo por la fuerza, a abandonar a estas. A partir del siglo XII la orden de los patarinos adquiere un carácter específico de rebelión popular contra la jerarquía eclesiástica, en nombre del Evangelio y de las exigencias morales. Sobre esta base, el movimiento se desarrolló luego en estrecha unión con la formación de las clases urbanas, pronto decididas a luchar enérgicamente contra la riqueza y las propiedades de la Iglesia, las ciudades empezaban a florecer y en estas la lucha social se convirtió en algo que iba mas allá de las palabras.
Era esa la situación que propició movimientos como los de Pedro de Bruyns y los petrobrusianos, Arnaldo de Brescia y los pobres lombardos y otros mas minoritarios como los surgidos alrededor de la figura de Eón de Estrella (Eudo de Stella), quien llevó un ministerio similar en el Valle del Rin. De este se afirma que sus seguidores se exaltaban tanto por su predicación que destruían iglesias y monasterios, algo similar a las acusaciones contra los petrobrusianos. El arzobispo de Roven envió contra ellos un ejército que capturó en 1148 a Eon. Frente a los jueces se dice que declaró que era él quien debía juzgar a los vivos y a los muertos. Murió de hambre en una celda, mientras sus seguidores fueron quemados sin arrepentirse.
También surgió por aquella época un clerigo llamado Lambert le Begué, quien desde Paris, empezó a hablar contra la corrupción y el totalitarsimo y el poder injusto de la iglesia, además abogaba por la lectura de la Biblia en los idiomas autoctonos, por ello el mismo tradujo al frances de la época el libro de Hechos de los apostoles y las cartas apostolicas de Pablo, lo cual le significó la persecución y el que fuera muerto en 1180.
Con el tiempo grupos de paulicianos, huidos de los Balcanes por la presión bizantina y musulmana, se fueron internando en el sur de Francia, junto a bogomilos. Aquellos primeros posiblemente fueron los que se adhirieron con mayor ahínco a los postulados petrobrusianos y algunos posiblemente formaron parte de sus discípulos, no era difícil que esto sucediera, dada la similitud de creencias, la oposición a la idolatría, a ciertos sacramentos, bautismo de infantes, etc..
En cualquier caso bajo este resurgir y despertar de numerosos focos de resistencia frente a la opresión doctrinal de la iglesia dominante, surgirían otros que a la postre aglutinarían a todos y conformarían un solido grupo que sobrevivió a todo un duro hostigamiento, los valdenses o pobres de Lyon.
Se suele aplicar el nacimiento del movimiento valdense al año 1170 aunque algunos apuntan más al 1176, además existen numerosas versiones sobre el originador del movimiento, con ciertas cosas en común que luego trataremos de aclarar :
La primera cuenta que en cierta ocasión un predicador itinerante (¿un petrobrusiano o quizás un pauliciano?), llegó a Dalphine en el norte de Italia y pronunció un motivador discurso. Este predicador en su discurso citó el relato de Jesús con el hombre rico al que animaba a dar todo su dinero a los pobres y hacerse su seguidor, (Mateo 19:20) a un joven comerciante rico de la zona llamado Pedro Valdo esto le llegó y se sintió impelido a hacer precisamente eso mismo.
Hay otra versión que habla mas bien que Valdo fue a preguntar a un monje o un sacerdote, sobre que tenía que hacer para ser un buen cristiano después de sufrir la perdida en la muerte de un amigo y el sacerdote le contó las palabras de Jesús, antes citadas.
Una tercera versión nos dice que Pedro de Vaux o Valdo o Valdez (tampoco hay mucho acuerdo en su verdadero nombre) era un mercader de Lyon, nacido en el Dalphine, que del estudio de la Sagradas Escrituras pasó a vivir una vida más perfecta según el ideal de los evangelios. Deseoso de dar a conocer la Biblia al pueblo, con la ayuda de dos sacerdotes amigos suyos, inició una traducción en lengua vulgar; pero en el año 1170, habiendo muerto de imprevisto uno de los dos sacerdotes, creyó ver en este hecho una llamada del Señor y, después de haber distribuido todo lo que tenía entre los pobres y haber abandonado a su mujer, se puso a predicar la pobreza y la penitencia por las plazas de Lyon y sus contornos.
Una cuarta versión dice lo siguiente : un rico mercader conmovido por la miseria de los humildes durante el Hambre de 1.176 y sintiéndose aludido por los sermones de los monjes errantes que visitaban la ciudad renunció a sus tesoros y repartió sus caudales entre los pobres. Influenciado por la leyenda de San Alejo y tras un largo estudio de las Sagradas Escrituras mandó a traducir la Biblia al provenzal.
Una quinta versión, más llena de detalles nos cuenta que en el año 1160, un amigo íntimo de Valdo, con quien estaba conversando, cayó muerto repentinamente. Este incidente produjo en él una impresión tal, que desde aquel momento, dejando a un lado sus ocupaciones comerciales, se puso a pensar seriamente en su salvación. El conocimiento limitado que tenía de las cosas religiosas no lograba darle aquella paz y seguridad que satisfacen su inquietud por la muerte y el destino de estos. Sus anhelos se hacían cada vez más intensos, y en busca de luz, fue a uno de los sacerdotes de la ciudad, preguntándole cuál era el camino seguro para llegar al cielo. El sacerdote le respondió que había muchos caminos, pero que el más seguro era el de poner en práctica las palabras del Señor al joven rico cuando le dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo". Se cree que el cura le contestó así con algo de ironía, nunca pensando en que aquel joven rico Pedro Valdo reaccionaría como lo hizo.
Sea cual sea la versión verdadera, en todas ellas hay en común varias cosas, entre ellas que se trataba de un rico mercader de Lyon, no se trataba por tanto de un maestro escolástico, ni un monje estudioso, ni un iluminado, más bien un laico, que sin embargo tenía inclinaciones espirituales. Después se nos habla de haber escuchado un mensaje que le cautivó, sobre todo tras su encuentro con la muerte. También se habla de vender toda su fortuna, hay algunas otras historias paralelas a estas que nos dicen que dejó parte de su dinero a su mujer y que a dos de sus hijas las recluyó en un convento, lo cual en aquellos tiempos no era ninguna tragedia, sino mas bien una buena manera de asegurar el futuro económico de sus hijas, dado que el no podría dedicarse a buscarles un buen esposo que se los asegurara. Así que no se puede hablar de abandonó de la familia en el sentido pleno de la palabra.
Sobre el asunto de los dos sacerdotes o monjes amigos que tradujeron las escrituras al provenzal, hay otra interesante cita que menciona lo siguiente : Acompañado de dos predicadores italianos, caminaba descalzo en todas las estaciones del año, llevando un bastón en forma de cruz.. Aunque hay quien afirma que tal descripción se aplica mas bien a Enrique de Lausana cuando fue a Mans, difícilmente se podría aplicar a este último por aquello de portar una cruz, instrumento que estos odiaban. Mas bien encaja con la figura de Valdo, es posible que esos dos italianos a los que se hace referencia sean los mismos que le ayudaron en la traducción de las escrituras, de ellos solo sabemos los nombres, Etienne d'Anse y Bernard Ydros. Estos debían ser hábiles copistas y eruditos bíblicos para desarrollar esa labor de traducir los Evangelios y otros libros de la Biblia del latín al idioma vernáculo que se hablaba en las provincias de Provenza y Dauphiné en el sudeste de Francia.
Lo cual indica que aun siendo un laico debía tener suficiente influencia para que dos monjes se prestaran en su proyecto. Puede ser por otro lado que estos mismos sean quienes le dieron el primer testimonio que le moviera a hacer lo que hizo.
Está claro que la influencia abelardina y petrobrusiana era evidente, su mensaje era la búsqueda de la sencillez y la predicación directa a las personas. Aunque de ser cierta esa afirmación que viajaba con un bastón en forma de cruz, significaría que difícilmente lo podríamos relacionar con los petrobrusianos o enriquianos, quienes como hemos apuntado antes aborrecían el uso de esta. En cualquier caso quizás ese asunto del bastón era una simple apreciación o detalle indicado para mostrar la sencillez o la piadosa forma de moverse.
Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores. Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces la iglesia había impedido que se tradujera la Biblia a otro idioma con la excepción del latín. Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el idioma de la gente común. Por ello se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyón.
Algunos historiadores cercanos a los valdenses, incluso afirman que el nombre valdense no hace referencia a Pedro Valdo, sino a un significado geográfico. Se basan entre otras cosas por cierto documento fechado para el año 1180, acerca de una especie de concilio que tuvo lugar en Narbona. El documento, escrito por Bernardo de Fontcaud, y titulado Contra Vallenses et Árlanos, parece que es la primera referencia al movimiento. La forma primitiva de este nombre, "vallenses", excluye la idea de que pueda derivar de Pedro Valdo, y parece mas bien indicar que su nombre lo hayan hecho derivar de Vallis, nombre latino de Lavaur, de donde habían venido a Narbona. Sin embargo cierto historiador valdense de apellido Gay, se inclina a creer que si el nombre vállense, se convirtió en valúense, fue debido no sólo a la evolución fonética, sino como un homenaje a Pedro Valdo, el personaje más importante de la comunidad.
En poco tiempo Valdo había reunido un nutrido grupo de seguidores, es posible que aglutinara en torno a su movimiento a los pocos petrobrusianos que para ese tiempo subsistían o a muchos paulicianos venidos del oriente, con los cuales tenían mucho en común. Tal fue el éxito de su labor que la iglesia tuvo que reaccionar rápidamente.
Y así fue; el arzobispo de Lyon, Jean Bellesmains prohibió formalmente la predicación laica. Valdo respondió parafraseando Hechos 5:29, que dice: "Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres". Según el historiador Euan Camerón, los predicadores valdenses no pretendían oponerse a la Iglesia en sí misma", solo "deseaban predicar y enseñar". El arzobispo sin embargo insistió en la prohibición a que dicha predicación la efectuaren laicos. y no sacerdotes o monjes nombrados por la iglesia. Valdo, entonces, apeló a Roma y al Papa Alejandro III, aprovechando la ocasión que brindaba el III Concilio de Letrán, al que aún no siendo invitados de forma oficial, estos tuvieron el permiso papal para presentarse allí y defender su postura y obra, quizas pensando en convertirse en una orden dentro de la iglesia.
Walter Map, un importante monje ingles, presente en la sesión en la que se dio atención al tema valdense, cita la siguiente anécdota en son de burla sobre estos : En el Concilio romano celebrado bajo Alejandro III, vimos valdenses, gente simple y sin cultura, así llamados por el nombre de Valdo, su jefe, que vivía en Lyon, sobre el Ródano. Presentaron al papa un libro escrito en gálico, que contenía el texto y la glosa del Salterio y de muchos escritos del Antiguo y Nuevo Testamento. Pedían insistentemente que se los autorizara a predicar -creyéndose preparados para ello- cuando, en cambio, no estaban capacitados más que para los primeros rudimentos. [En esto eran] parecidos a los pájaros que, no viendo la trampa, se imaginan siempre que pueden emprender el vuelo.
¿Pero se arrojan las perlas a los puercos y la Palabra ante imbéciles ineptos para comprenderla y comunicarla? Ciertamente, no.
Yo, que valía menos que todos en la asamblea, consideraba poco place
ntero detener los trabajos para debatir semejante problema y atrasarnos intentando resolverlo, pero al mismo tiempo me divertía el asunto. A la invitación del alto dignatario elegido por el pontífice para que dirigiera las confesiones, lancé mi primera flecha. En presencia de muchos teólogos expertos en derecho canónico me fueron traídos para que los examinase, dos valdenses considerados de los más eminentes de la secta.
Ellos pensaban hacerme callar... Me preparaba a responder, cuando el presidente me ordenó proceder al interrogatorio. Los enfrenté con preguntas elementales que todos saben contestar, sospechando con razón que el asno que gusta del cardo no desdeña la lechuga:
-¿Creéis en Dios Padre?
Ellos contestaron: Creemos.
-¿Creéis en el Hijo?
Ellos contestaron: Creemos.
-¿Creéis en el Espíritu Santo?
Ellos contestaron: Creemos.
-¿Creéis en la madre de Cristo?
Ellos contestaron aún: Creemos.
Ante estas palabras estalló la risa de toda la asamblea.... Estas personas se retiraron todas confusas. ¡Pero era justo que así fuera! Pretendían guiar ellos, que estaban sin guía, como Faetón, que ignoraba hasta el nombre de sus caballos.
La trampa consistía en el uso de la palabra "Creemos" que para los sesudos teólogos católicos, era aplicada solo a las personas de la trinidad, pero no a otros como María, la madre de Cristo. En principio parece ser que ellos no negaban la trinidad como enseñanza, aunque no la comprendían porque la misma escritura no la contenía ni la explicaba, todo era materia filosófica.
En aquella ocasión aun aprobando el modo de vivir de los seguidores de Valdo, mandó Alejandro III que, en cuanto a la predicación se sometiera a la autoridad episcopal del lugar. Por lo tanto fue una solución a medias, pues se sabía la negativa del arzobispo de Lyon. Valdo no quiso someterse y siguió predicando sin autorización de ninguna clase, de modo que el arzobispo se vio en la obligación de condenarlo.
El Papa Lucio III aprobó, en el año 1184, la sentencia del prelado lionés; entonces fue cuando Valdo con todos los suyos fueron acusados de herejía.
Pese a que los valdenses fueron expulsados de la diócesis de Lyon y desterrados de la ciudad, parece que la condena inicial no se llevó a cabo con rigor. Mucha gente común y corriente los admiraba por su sinceridad y su modo de vida, e incluso los obispos seguían hablando con ellos.
Se habían esparcido de forma impresionante en toda Europa, llegando incluso a España, sobre todo en el Reino de Aragón. Como reacción el papa mandó un delegado en el año 1194 que convocó la asamblea de prelados y nobles en Mérida asistiendo personalmente el mismo rey Alfonso II quien dictó el siguiente decreto: "Ordenamos a todo valdense que en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden cualquiera que desde hoy se permita recibir en su casa a los susodichos valdenses asistir a sus perniciosos discursos o proporcionarles alimentos atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del delito de lesa majestad; además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables sepa que si los ultraja los maltrata o los persigue no hará con esto nada que no nos sea agradable."(Acta Concilio Merida 1194)
Para el año 1199, el obispo de Metz, en el noreste de Francia, se quejó al papa Inocencio III de que ciertas personas leían y comentaban la Biblia en la lengua vernácula. Muy probablemente se refería a los valdenses, ello fue uno de los motivos para que Inocencio III, promoviera posteriormente la" cruzada contra las herejías", en la que no solo se persiguió a Cátaros, sino también a valdenses, los cuales eligieron los alpes como refugio.
Pese a esas vicisitudes, con el tiempo el movimiento se fue organizando, tanto a nivel ideológico, como administrativo. Aunque no tenían ninguna clase de organización centralizada, ni jerarquía superior. Sin embargo si había dirigentes, pues sus asambleas eran conducidas por ancianos o presbíteros a quienes llamaban 'Barbas'. Celebraban juntos la Cena del Señor, sin excluir a ningún creyente de ella. Según cierta cita se muestra la manera de enseñar y quienes se ocupaban de ello citando de boca de uno de ellos nos llega la siguiente cita: Entre nosotros enseñan los hombres y las mujeres, y los alumnos de una semana ya enseñan a otros. Entre los católicos se encuentra difícilmente un maestro que pueda repetir de memoria, letra por letra, tres capítulos de la Biblia; pero entre nosotros, es difícil hallar un hombre o una mujer que no pueda repetir todo el Nuevo Testamento en su idioma nativo.
También tenían ministros viajantes a quienes llamaban apóstoles, estos se encargaban de mantener unidas a las comunidades. Los apóstoles valdenses viajaban continuamente entre las iglesias para enseñar, alentar y ganar nuevos convertidos. Alentaban a sus miembros a no acumular bienes económicos, ya que sus vidas estaban en continuo peligro y estas les pudieran atar. Sus necesidades eran suplidas por los hermanos, quienes los tenían en la mayor estima y reconocimiento. Viajaban de dos en dos, siempre uno mayor con uno más joven como aprendiz. Muchos tenían conocimientos de medicina para ayudar a los necesitados. También había entre ellos hombres altamente educados y eruditos quienes cumplían las funciones de ancianos o maestros. Muchas personas los llamaban 'Amigos de Dios' debido a su profunda espiritualidad y sencillez, en realidad el nombre valdense fue acuñado como siempre por los enemigos.
Reinerius Sacchois, un inquisidor de Passau en la Baja Baviera, fue uno de los mas temibles enemigos, pero gracias a el nos ha llegado gran parte del conocimiento sobre sus enseñanzas y costumbres. Veamos por ejemplo lo siguiente escrito por este en sus informes sobre las pesquisas realizadas por en el 1260 :
"Los herejes valdenses se distinguen por su comportamiento y el habla. Son impasibles y sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o indecorosos. No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven únicamente del trabajo artesano de sus manos. También sus maestros son tejedores y zapateros. No acumulan riquezas, sino que se contentan con lo necesario para vivir. Comen y beben con moderación, no frecuentan posadas ni van a bailes u otros lugares de mala reputación. Son lentos para la ira. Son trabajadores, se dedican a aprender y a enseñar. Les reconocerán por su manera de hablar: con cordura y veracidad. No difaman, no hablan con palabras vulgares o vacías. Evitan toda expresión que pueda ser mentirosa o de juramento. No dirán "sinceramente" o "de verdad", sino que se limitarán a decir "si" o "no". Según ellos hacen así porque Jesús lo ordenó en Mateo 5:37" (Passauer Anonymus).
Evitaban todo juramento y el habla licenciosa o vulgar, los cual los distinguía de la mayoría de los lugareños. Para ese tiempo parece que buscaban un refinamiento y una purificación que bien los acercaba a los orígenes cristianos o por lo menos a lo defendidos por Tertuliano en el siglo III.
De nuevo citando del inquisidor de Passau se dice de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención." .....A los herejes [valdenses] se les conoce por sus modales y palabras; pues son ordenados y modestos en sus modales y comportamiento. En ellos no hay falsedad ni engaño. Son castos, ecuánimes, sobrios, y se abstienen de la ira.'
("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)
Quizás Reinerius desconocía gran parte de las doctrinas que los valdenses habían adquirido y que la luz de conocimiento que las escrituras les proporcionaban les iban distanciando de la iglesia católica. Entre las doctrina que separaban para el siglo XIII a católicos de valdenses figuraban las siguientes : -Que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, por lo tanto no aceptaban la invocación a Santos, y por supuesto el dedicar templos a estos. El culto de los santos y las imágenes es una idolatría que Dios no aprueba.
La virgen María debe ser venerada e imitada, pero no adorada, pues el culto se debe a Dios únicamente. Sólo es iglesia verdadera aquella que profesa la pura doctrina, que se distingue por la santidad de sus miembros, y administra las ordenanzas del bautismo y de la santa cena en conformidad con la institución de la iglesia primitiva, Jesús y los apóstoles. Con ello volvían a sacar a colación el viejo punto por el que los cuartodecimanos, habían sido rechazados y empezaron celebrar una ceremonia anual, no sabemos si coincidente con aquel 14 de Nisan, pero los mas cerca de este.
La misa es un sacrilegio que fue inventado para abolir la cena del Señor afirmaban, y tampoco aceptaban la pretendida transubstanciación del cuerpo de Cristo.
Por otro lado el bautismo, argumentaban, tiene dos finalidades: "El testimonio dado por los cristianos a la justificación por la fe, e introducirse en el cuerpo espiritual de la iglesia" Se convirtieron en rebautizadores, pues al igual que paulicianos y enriquianos no aceptaban el bautismo de infantes, así todo católico que se adhiriera a ellos debía ser bautizado de nuevo.
La enemistad con la iglesia se fue haciendo cada vez mayor, llegaron a afirmar que la Iglesia de Roma no es la Iglesia de Jesucristo sino que es la ramera del Apocalipsis, embriagada con la sangre de los santos, y había que salir de ella para escapar de los castigos que le sobrevendrán a los que participan de sus abominaciones. El papa es el Hombre de pecado e Hijo de perdición, mencionado en las escrituras (2 de Tesalonicenses, 2) La confesión de los pecados debe ir dirigida a Dios, no a un confesor. Las penitencias no son necesarias; Cristo durante su ministerio perdonaba y enviaba en paz a los hombres sin imponerles ningún tipo de penitencias.
Rechazaron la extremaunción o bautismo premortum, pues según explicaban ellos no fue establecida ni por Cristo ni por los apóstoles. Es absurdo el uso de una lengua desconocida en los actos de culto, por lo cual se alejaron de los preceptos montanistas. Todos los creyentes son profetas y deben asegurarse, por medio de las Escrituras, de la verdad que predican. Todos los creyentes son reyes y sacerdotes, espiritualmente hablando, y deben tomar parte del gobierno de la iglesia que no reconoce autoridad clerical despótica. Basados en el sermón del monte, interpretado literalmente, condenaban el juramento civil, el servicio militar, la pena de muerte y todo derramamiento de sangre.
No admitieron otras oraciones que la del Padre nuestro, manteniendo que el juramento era una blasfemia y negaron a la sociedad el derecho de imponer penas y a la Iglesia el derecho de poseer bienes.
La cultura y conocimiento valdense de los siglos XII, XIII y XIV fue comunicada principalmente de viva voz. Apenas hay escritos y los más antiguos se remontan al siglo XV. La mayor parte de estos escritos son sermones o tratados de edificación sobre temas como éstos: El Padre Nuestro; Los Diez Mandamientos; Los Siete Dones del Espíritu Santo; El Purgatorio y la Penitencia; El Anticristo; Las Virtudes; Las Penas y los Goces del Paraíso; La Invocación de los Santos.
Hasta las últimas décadas de ese siglo XV, la teología fue vivida y pensada, y a veces recitada, pero raramente escrita. Una realidad a tener en cuenta es que al carecer los valdenses de decalogos o estatutos escritos de los cuales ninguna teología puede prescindir, ponía en peligro la integridad de sus tradiciones. Además, las continuas persecuciones y el trato sectario que recibió por parte de la Iglesia Romana precipitaron a los valdenses a una existencia clandestina, replegada en sí misma. Este hecho condujo a que los valdenses se preocuparan más de su supervivencia que de la transmisión de su mensaje evangélico y anticlerical. La antigua prioridad predicadora se vio relegada y con ello, su mensaje perdió vigor.
En algunos lugares del centro de Europa los valdenses formaron comunidades mas o menos homogéneas, y estables, llegando datos del siglo XIV que demuestras que estos tenían su propio dialecto, al cual, desde su origen, tradujeron los libros de las Sagradas Escrituras. También escribieron muchos libros y tratados de los cuales se conservan algunos hasta hoy. El dialecto que hablaban es semejante al italiano, francés y español, como se puede ver en la siguiente frase: La ley velha deffent solamen perjurar, Ma la novella di al pos tot non jurar".
Pedro Valdo murió, posiblemente de muerte natural en el año 1217, pero con su celo y ahínco formó un movimiento que ha perdurado durante siglos, pese a las duras persecuciones e inquisiciones. Sin embargo para finales del siglo XVI, habían sobrevivido unas pocas comunidades aisladas que al tiempo de la reforma, se adhirieron a esta aceptando ciertas costumbres y creencias ajenas a sus orígenes, llegando hasta nuestro días como una iglesia protestante más. Así las espigas de trigo fueron de nuevo cubiertas y ocultadas por otra arma utilizada por la cristiandad. Además la terrible y cruel Inquisición había cobrado importancia primordial en los siglos posteriores al XII y los valdenses fueron de los primeros en sufrirla, junto a otros movimientos heréticos del sur de Francia, que sufrieron un final más catastrófico y de los cuales hablaremos en otros capítulos.

3 comentarios:

  1. quiesiera saber sobre los 10 mandamientos ya que n mi iglesia tenemos los libros de la hermana elena g de white, y dice que los valdenses guardaban el sabado como dia de reposo y no el domiengo por que es el dia del sol, por eso se escribe sunday.
    explicanos mas sobre eso porfavor.

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  2. No está probado si los valdenses consideraban sagrado el sábado, aunque haya fuentes que lo aseguran. Aunque tampoco se puede descartar, sobre todo en sus inicios. Ellos consideraban toda la Biblia sagrada, por lo cual, los 10 mandamientos, incluyendo el cuarto eran aplicables de alguna manera. Pero no fue tomado como algo primordial, maxime cuando desde el siglo II, aquello se veía como algo muy enraízado con el judaísmo, y el cristianismo judaízante estaba lejos de la ideología valdense. En la última época valdense, siglo XV, poco antes de la reforma protestante no existen evidencias de que el sabado fuese tomado para ese entonces como sagrado, si es que lo fué.
    No obstante se está preparando un tema especial relacionado con la historia del Sabado en el cristianismo, esto se considerará en los capitulos relacionados con el siglo XVIII.
    El autor

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  3. Quisiera saber quien es el escritor de este blog, ya que la pagina esta muy completa, me gustaria conocer de que pais es y a que universidad pertenece y a que carrera.
    GRACIAS Lucia Gracía
    ateneosorjuana@hotmail.com

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